Islas de calor urbanas
Imagen obtenida de https://bit.ly/2AP0Qvvv |
POR MARIEL ALETVIA AVILA MÁRQUEZ
ESTUDIANTE DE ARQUITECTURA, UNAM.
¿Te has percatado de que se siente más calor en diferentes zonas de una ciudad? Sales de tu casa y percibes el aire fresco que junto con la vegetación generan que el caminar sea agradable, pero conforme te acercas al centro de la ciudad, la sensación de frescura se va perdiendo. Esto tiene una explicación.
Durante el día, las diferentes superficies urbanas que se caracterizan por tener una alta capacidad de retención de calor, absorben una gran cantidad de energía calorífica y durante la noche la desprende; provocando que el aire tenga una mayor temperatura a diferencia de aquellos lugares que circundan la zona urbana. A este fenómeno se le conoce como isla de calor urbana. Desde hace ya muchos años el concepto se conocía y se vislumbraban sus efectos negativos, pero desgraciadamente han ido aumentando por el cambio climático.
¿Qué lo provoca?
Los principales factores que generan la isla de calor urbana, son el proceso de urbanización, la construcción y la movilidad. El proceso de urbanización provoca un cambio en el clima local, pero si este no es planeado por profesionales como Urbanistas, habrá más problemas. Quienes no son expertos en el tema, no consideran áreas verdes, generando una ciudad con grandes volúmenes que ocupan materiales y colores, como el concreto, los cuales no favorecen al proceso de evapotranspiración, que es el mecanismo de enfriamiento natural.
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Entonces, al no tener zonas arbóreas que transpiren y al no dejar que el agua logre su proceso de evaporación, la temperatura solo aumenta, volviendo el aire más denso y reduciendo la humedad. La existencia de redes de transporte y el uso excesivo del automóvil también son fuentes caloríficas y contaminantes, aunque son factores que influyen de forma indirecta en las islas de calor urbanas, ya que no las provoca; sólo las modifica.
La isla de calor en CDMX.
Dentro de la Ciudad de México, el sitio en el que se registra la isla de calor más grande es el Centro Histórico, específicamente la Merced, siendo el punto donde se tiene registrada la mayor temperatura, aunque no se presenta todos los días ni todos los meses.
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La doctora Elda Luyando, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, señala que se han registrado hasta 10°C de diferencia durante el mes de marzo por la mañana entre el Centro Histórico y las periferias de la ciudad. Se tienen datos que mencionan que el valle de la Ciudad de México aumenta cada año 4°C, de los cuales 3°C se pueden relacionar con la urbanización.
Las islas de calor urbanas y el cambio climático
Ya se sabe que el principal factor que genera una isla de calor es la urbanización, la cual emite gases invernadero y que junto con los combustibles fósiles, que se incrementan debido a la demanda de elementos de refrigeración en los edificios — aire acondicionado, minisplit, etc.—por el aumento de la temperatura, suman a la crisis climática.
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Se vuelve más difícil que de manera natural dichos efectos aminoren, porque la urbanización también afecta a los climas locales y regionales, modifica la humedad, la dirección de los vientos, así como su velocidad y la nubosidad.
¿Qué podemos hacer?
Si bien las islas de calor aumentan día con día, junto con la crisis climática, aún hay acciones que ayudan a disminuirlas.
Se puede empezar por cosas tan sencillas como pintar las superficies de colores claros para reducir la captación de calor; utilizar materiales permeables para que el agua pueda continuar con su ciclo, así como preservar los cuerpos de agua al máximo e integrar árboles en las ciudades.
Poner en práctica lo antes mencionado puede ser difícil, más no imposible. La Universidad de Granada, en España, en colaboración de el Laboratorio planificación ambiental, presentaron una propuesta para aminorar la isla de calor urbana la cual consistía en la integración de corredores fluviales urbanos acompañados de vegetación.
En la Ciudad de México, el Instituto de Ecología de la UNAM propone la colocación de vegetación específica endémica del Valle de México en puntos estratégicos de la ciudad, con un alto nivel de transpiración que permitiría la evapotranspiración, y aunque han trabajado en la identificación de estos puntos, es un trabajo complicado por la gran presencia de edificios.
Por ahí dicen que para grandes problemas, grandes soluciones; el arquitecto Alberto Kalach desarrolló un proyecto urbanístico, arquitectónico y ecológico, al que nombró “Ciudad Futura” a finales del siglo XX: es un plan que tiene por objetivo decrecer el impacto de la Ciudad de México en el ambiente, proponiendo el rescate del lago de Texcoco, entre otros lagos, implementando toda una red nueva de infraestructura, vialidades y transporte. Los beneficios que traería este proyecto son muchísimos si en materia ambiental hablamos, porque los lagos, junto con la vegetación, generarían el proceso de evapotranspiración a gran escala, disminuyendo la temperatura y la contaminación. Sin embargo, no se ve que el gobierno o alguna otra organización esté interesada porque implicaría una inversión de 400 millones de dólares, según el presupuesto que incluye el arquitecto en su propuesta.
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Plano donde se muestra lo que sería el Aeropuerto en Ciudad Futura. Fuente: https://bit.ly/3gf8q2K |
Está claro que si no ponemos pausa a este afán de crecimiento que se relaciona con edificios cada vez más altos, más calles, más concreto; y si no reflexionamos sobre los daños que esto provoca, no vamos a mitigar las islas de calor urbanas y, por consiguiente, tampoco el cambio climático.
Si tan solo se lograra que las grandes constructoras y empresas dejaran de pensar en materiales tan inadecuados para el ambiente urbano, o incluyeran medidas ecológicas, se darían cuenta de que también para ellos sería algo a favor, por la baja en gastos de energía eléctrica. Sin embargo, esto no es así ,y aunque es una labor de todos, se necesitan recursos económicos que se destinen al tema, porque ideas hay pero no hay apoyo, ni de inversionistas ni de la población —que no tiene ni idea que esto también nos afecta en temas de salud—.
Hace falta información y presión por parte de los ciudadanos para que se tomen cartas en el asunto, porque si se reducen las islas de calor con estrategias pensadas, disfrutaríamos de un aire más limpio y de una ciudad más confortable. 🌎
Referencias
Barradas, V. s.f. La isla de calor urbana y la vegetación arbórea. Abril 15, 2020, de Instituo de Ecología UNAM Sitio web: https://bit.ly/3ekp6o0
Carlin, J. (2004). El señor de los lagos. Abril 15,2020, de El País Sitio web: https://bit.ly/36x0Bks
García, L. (2018). Islas de calor, un fenómeno de las ciudades. Abril 10, 2020, de CienciaUNAM
Sitio web: https://bit.ly/3d2q8or
Galvéz, J. (2013). Criterios para la planificación y el diseño de corredores fluviales urbanos para la mitigación de la isla de calor (Urban Heat Island). de Laboratorio de Planificación Ambiental. Universidad de Granada Sitio web: https://bit.ly/3c6PHTH
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