Día internacional de la mujer. Origen, reflexiones y realidades



Por Lizbeth Rodríguez.


Es 8 de marzo, reviso mi celular y me llueven imágenes por parte de mis familiares y uno que otro amigo felicitándome. Estas suelen decir algo como “A ti mujer que eres fuerte como el roble, tienes el valor de un caballero armado y una dulzura contagiosa… hija, madre, abuela, amiga. En cada etapa de tu vida eres especial siempre… Para ti hago este homenaje especial, por ese ángel que Dios puso en nuestros caminos”.
No comparto el sentimiento. Aún así, por amabilidad, agradezco el detalle en un breve mensaje con emojis sonrientes. Esto me genera una incertidumbre que lleva a preguntarme ¿qué significa esta fecha para la sociedad? ¿qué llevó a la creación de este día? 
Las ideas de que somos seres protectores, delicados y llenos de amor se deben a nuestro contexto cultural y se remontan a las diferentes concepciones que se han tenido sobre la mujer a lo largo de la historia. Desde las primeras civilizaciones las mujeres desempeñaron un papel en el ámbito familiar, dentro de la crianza y las labores del hogar; papel que se fortaleció con el paso de los años gracias el nacimiento de nuevas formas de organización y modos de producción.
 Sin embargo con el tiempo, y gracias a que en países desarrollados las mujeres de un buen estatus económico tuvieron acceso a una educación formal, fue posible que pudieran luchar contra la absurda inequidad de género que vivían. 
De esta manera buscaron mejorar sus aspiraciones sociales, políticas y económicas. Ejemplo de esto fue el movimiento neoyorkino de 1908 en donde miles de mujeres exigieron sus derechos civiles en específico el derecho a votar sociales, políticos y religiosos; como consecuencia, el Partido Socialista de América declaró Día Nacional de la Mujer el 28 de febrero.

Otro antecedente de este día conmemorativo se sitúa en 1910, en Copenhague, donde la alemana Clara Zetkin reunió a cientos de participantes de 17 países en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, donde decidieron organizar anualmente una jornada de la mujer cuyo objetivo era obtener el sufragio femenino universal, derecho al trabajo, educación y la no discriminación. 
Como resultado, el 19 de marzo de 1911 se festejó el primer Día Internacional de la Mujer. Seis años después, durante la Primera Guerra Mundial, se desataron protestas de mujeres rusas hacia las condiciones que trajo consigo la guerra, aunado a esto, exigían mejores derechos laborales y civiles. A este movimiento se unieron los obreros de aquella época, cuyo triunfo llegó con la  Revolución de Febrero y con la concesión del derecho al voto por parte del nuevo gobierno ruso. Debido a la conversión de la fecha de dichos sucesos al calendario gregoriano, años más tarde, en 1975, la ONU decretó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer.

A pesar de que ésta es la versión oficial de la ONU, existe otra  que menciona que el origen de este día fueron las protestas en la fábrica textil Sitwoodcotton de Nueva York, en las que mujeres tomaron la fábrica para solicitar condiciones laborales más justas: jornadas de trabajo menos largas y mejores salarios. Los dueños respondieron incendiando las instalaciones, terminando con la vida de cerca de 129 mujeres. 
Sea cual sea el origen, es desconcertante que cientos de mujeres hayan y sigan luchando día a día por derechos tan básicos como la igualdad, cuando, a fin de cuentas, lo único que nos diferencia de un hombre es tener dos cromosomas X ¿por qué deberíamos tener un día para conmemorar la lucha de miles de mujeres por sus derechos? 
En este día, como mujeres, hay que recordar por quiénes estamos en las aulas tomando clases: por aquellas que podemos trabajar, votar, decidir si queremos casarnos,  etc. Pero también hay que reconocer todas las voces que no son escuchadas: a la señora que vende dulces en los vagones del metro, a las niñas de la sierra de Oaxaca que no pueden ir a la escuela, a la chica que hace la limpieza de tu escuela; esto nos abre aún más nuestra perspectiva y nos lleva a reflexionar sobre cuánto nos hace falta todavía. 
No hay que googlear demasiado para encontrar datos desgarradores sobre la desigualdad que se vive; tan sólo cifras de la ONU del 2019 indican que en todo el mundo, las mujeres ganan un 23% menos de ingresos que los hombres. 
Así mismo, en 29 de 187 países, los hombres son designados como cabezas del hogar por ley. Tampoco hace falta buscar  mucho para encontrar que al menos 1 de cada 3 mujeres, en todo el mundo, ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida por parte de una figura masculina (ONU, 2020).
Estos datos dan para reflexionar, especialmente este 8 de marzo, haciendo énfasis en nuestras actitudes, que como sociedad, fomentan y  hacen que las cifras mencionadas se mantengan e incrementen. Como mujeres hay que detenernos a pensar incluso en el trato que nos damos; finalizar las competencias innecesarias, fomentar la sororidad y el apoyo.   
Este día no es sólo para que las mujeres reflexionemos, si eres hombre, toma este día para reflexionar tu trato hacia  las mujeres que hay a tu alrededor, escucharlas y respetalas.  


Por un Día Internacional de la Mujer reflexivo. 

Referencias




Sobre este artículo: Rodríguez Lizbeth, (2020) "Día internacional de la mujer. Origen reflexiones y realidades". +Ciencia. Número 1. pp. 6-8. 

Versión en PDF de la revista completa aquí

+Ciencia es una revista gratuita de divulgación de la Asociación de Mujeres en la Ciencia: Alejandra Jáidar. 


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